Periodista Digital; barranquillera por adopción con especialización en Dirección de Comunicación Empresarial e Institucional, residente en Barranquilla. En sus más de 35 años de experiencia, ha trabajado como productora de documentales, videos corporativos e institucionales y Videomarkething con la Productora cartagenera Coralvisión Producciones. Realizo grandes aportes periodísticos y de producción en los informativos regionales Telecaribe en la Edición periodística, coordinación General y programación. También participó todos los fines de semana, durante largo periodo en la Asistencia de Dirección del Noticiero Noticaribe de la programadora Karex Televisión y en el informativo Regional 6:25 Cartagena de SET Televisión. Dirigió y produjo programas periodísticos y de entretenimiento emitidos en el Canal de la Costa Caribe Colombiana. En la actualidad, SEO y Jefe de Medios digitales de la Grupo Empresarial BISOICO y colaboradora activa de Killa Informativa.
El deporte tiene el poder de unir la sociedad, de mover masas al generar sentimientos de júbilo y emoción compartida. Trasciende y supera diferencias culturales, económicas y sociales. Permite y facilita que las personas se conecten en total apoyo a su equipo ó atleta preferido creando una sensación de comunidad y pertenencia.
Sin duda alguna, desde la antigüedad la sociedad se ha caracterizado por su avidez de emociones fuertes que rompan con su cotidianidad; también como forma de “escape” que les genere el vértigo de la competencia. La adrenalina que el deporte les brinda es su mayor atractivo ya sea por la práctica ó simplemente por ser un ferviente seguidor de cualquier disciplina.
Ganar o perder… esa es la cuestión
La estructura competitiva de la sociedad crea una dinámica en la que los ganadores alcanzan el triunfo, el éxito visible, el reconocimiento social. Mientras los perdedores, solo ganan sentimientos de frustración y dolor emocional. Tristemente no les queda más que aceptar la derrota y vivir el luto.
El seguidor o hincha deportivo vive una verdadera “montaña rusa “que asi como le genera felicidad en cualquier segundo cambia su rumbo y solo le deja pena y amargura.
Los sentimientos de pérdida son intensos y variados, de reacción común e inmediata y hacen sus estragos cuando el rendimiento del equipo no coincide con las expectativas del hincha. Es aquí cuando aflora la frustración y el enojo que casi siempre lo exterioriza de manera agresiva o violenta y puede estar dirigido bien sea hacia los jugadores, entrenadores, árbitros o incluso a hinchas del equipo contrario.
Para cerrar el proceso de perdida que por infortunio del hincha puede ser reiterativo, este se cumple de manera rápida. Se vive la etapa del agobio pensando en lo fue y no fue, de tanto analizar estrategias se convierten en todos unos expertos en la materia. Con tantos altibajos llega finalmente la aceptación de la pérdida y se ajusta a la nueva realidad donde aparece la resiliencia y aprendizaje del individuo como fiel seguidor de su equipo. Es aquí cuando aparecen la distracción Positiva al participar en actividades que ayudan a desviar la atención de la derrota y lo lleva a ajustar sus expectativas para futuros eventos, asimilando que ganar y perder son partes inevitables del deporte.
Manipulación y convencimiento
En la sociedad actual, se manejan filosofías urbanas mediocres como “perder es ganar un poco” que logran un efecto directo en la psiquis de las personas quienes, a pesar de experimentar sentimientos multifacéticos, generalmente acuden a “muletas” como el alcohol o las drogas, consiguiendo que las emociones negativas se esfumen rápidamente. Aquí, los medios de comunicación masiva también juegan un papel altamente poderoso por su capacidad de manipulación y convencimiento. El interés económico los mantiene conscientes de la necesidad de “capturar” su audiencia, para lo cual crea y diseña específicamente notas periodísticas y titulares contundentes enfocados en levantar el ánimo de la fanaticada y mantener su interés y apoyo incondicional a los equipos.
Es común encontrar titulares cargados de conformismo que van directo al espíritu del perdedor como:
“Derrota con Honor: Mostramos Talento a Pesar del Resultado”
” Perdimos, Pero el Desempeño en el Campo Impresiona”
” Cae en el Marcador, pero Brilla en el Juego”
“Gran Actuación… una Derrota Inmerecida”
“Un Partido Digno: Pierde, Pero Juega con Corazón”
Estos titulares son el mejor ejemplo de manipulación del “espíritu del perdedor” y logran su cometido: brindar consuelo y reponer rápidamente al individuo dejándolo entusiasmado para una próxima oportunidad. Su actitud o mentalidad muestran como asume la derrota o el fracaso como algo inevitable o recurrente.
Nuevos desafíos, nuevos retos.
La idea es que las nuevas generaciones rechacen el derrotismo que no es más que un estado mental en el cual la persona acepta la perdida en cualquier aspecto de su vida sin resistirse, convirtiéndose en presa fácil de los medios de comunicación y de sus estrategias publicitarias. Lo que se necesita es que los jóvenes desarrollen una mayor resiliencia, confianza en sí mismos, y una actitud positiva hacia los desafíos y las oportunidades.
El “espíritu perdedor” Ya es una problemática que por estos dias preocupa altamente a la academia, a los sectores productivos, empresariales, sociales y culturales en general. La “normalización del Fracaso” por parte de nuestra juventud es “tendencia” en las redes sociales al punto que ya son normales expresiones como: “no pasa nada” ó Ya veremos… No es tan grave… Nada de estrés… Ya tendré otra oportunidad…en fin.
Algunos expertos aseguran que, al normalizar el fracaso, los jóvenes aprenden a gestionar de manera saludable emociones y sentimientos como la frustración y la ira. Sin embargo, el problema radica en que son personas que no desarrollan un aprendizaje, no buscan soluciones y toman erróneamente el fracaso como un estilo de vida.